jueves, 3 de septiembre de 2009

QUECHUA Y AIMARA: CAMINO A LA NORMALIZACION LINGÜÍSTICA.

QUECHUA Y AIMARA: CAMINO A LA NORMALIZACION LINGÜÍSTICA
Adolfo Zárate Pérez

ABSTRACT- PISI RIMAYPI
Nuqanchik, qhipa wiñaykuna, rimanchik mañasqa simita. Pisimanta pisi chinkachipuchkanchik qhiswa simita, aymara simitapas. Chaymi kay qhillqasqapi yuyanchani imaynatachus ñuqanchik llapa wakmanta illarichinanchik kay siminchista, hinantinpi rimanapaq. Ahina, yachay wasipi, hampina wasipi, qullqi wasipipas llapa rimananchik siminchispi, hinantin llaqtakunapi. Kay simipi qhillqanachik willanakuykunata, yachaykunata, harawikunata, takiykunata, hatun yachaywasipipas yachachinanku qhiswapi/aymarapi. Allin yachayniyuq p’anqakunata tikrana inglismanta, francismanta qhiswamanpas aymaramampas. Hinataña ruwanku wakin suyukunapi, Españapi, Euskera (País Vasco), Catálán (Cataluña), Gallego (Galicia); Finlandiapi (Finispi), hina tukuy suyukunapi. Mana ch’ulla simillapichu rimanku. Achkha simi yachay yanapawanchik yuyaychayta.

Sut’i rimay (palabras claves): Normalización lingüística, lengua minorizada, Quechua, Aimara, bilingüismo, diglosia, plurilingüismo, cultura.


INTRODUCCIÓN. Este breve artículo es parte de un largo proceso emprendido en defensa del uso de nuestras lenguas. El objetivo es describir la situación actual de nuestras lenguas, cuál es el imaginario de los propios usuarios sobre su lengua, en función del cual se pueda elaborar un plan de “Normalización lingüística”, para tal efecto se tiene que planificar políticas lingüísticas adecuadas a nuestro contexto andino, y que de ninguna manera puede ser una copia fiel de otros contextos.
Uno de los factores amenazantes de las lenguas minoritarias y minorizadas en el mundo, entre ellas el Quechua y Aimara, es sin duda la globalización, que tiende a romper no solo barreras económicas, sociales y políticas sino también culturales y lingüísticas; que en la práctica no es una simple ruptura de barreras sino una vil imposición de un determinado sistema de valores culturales y una determinada lengua, con ella una forma única de pensar; así, la diversidad tiende a homogeneizarse cada vez más bajo un patrón común impuesta por el poder. En este contexto la interculturalidad es un mito (Zárate, 2008).

LA LENGUA COMO CAPITAL CULTURAL Y SIMBÓLICO. Después del saqueo y destrucción cultural de América latina y la resistencia de cerca de 500 años, uno de las pocas capitales culturales aún vivas es la lengua materna, la lengua nacional Quechua y Aimara. Pero como capital cultural es también simbólico como señala el antropólogo francés Pierre Bourdieu, el mundo social, las relaciones sociales, en nuestro caso andino, es un universo de intercambios simbólicos (relaciones de dominación). Las relaciones de comunicación, los intercambios lingüísticos son también relaciones e interacciones de poder simbólico (Bourdieu, 1982).

Este capital amenazada por la globalización, las ideologías liberales y neoliberales (los think tanks) ha caído en el desprestigio. Se ha creado un falso imaginario negativo de las lenguas vernáculas vinculándolos a la pobreza, el analfabetismo, la ruralidad y el subdesarrollo; producto de estos marcos y esquemas creados hacen que los propios usuarios muchas veces nieguen ser Quechuas o Aimaras, a pesar de sus evidencias lingüísticas y raciales, o se ven a sí mismos con cierto complejo de inferioridad al pertenecer a una comunidad lingüística Quechua o Aimara, ahí se empieza con la crisis de identidad; según estos modelos mentales creados y recreados durante cinco siglos los individuos se identifican en una colectividad única gracias al espejo de una lengua común reconocida supuestamente como de prestigio por los grupos dominantes: el castellano, aunque sea exoglósica y esté fuera de la verdad. Como señala Charauderau (2009) el imaginario de la identidad lingüística es alimentado por dos discursos: uno que la lengua de un pueblo es su genio, este perdura a través de la historia (bases históricas) y segundo, la lengua construye integración social y se forja el simbolismo identitario, como explicamos muy deteriorado en nuestro contexto, principalmente en la mayoría de la juventud que viene perdiendo la conciencia lingüística de uso.
La juventud constituye el capital de la existencia sólida de una lengua. De acuerdo al Censo nacional 2007, del total de la población peruana (28 220 764 habitantes) el 83,9% mayores de 5 y más años son castellanohablantes; el 13,2% Quechua; el 1,8% Aimara, mientras que el 0,9% aprendió otra lengua nativa. En relación a los Censos de 1993, el castellano aumentó en 3,6 de 80,3% (15 405 140) a 83,9% (20 718 227), en tanto los usuarios del Quechua disminuyen en 3,3% (2.1% en el sector urbano y 2.3% en el rural). Por su parte, la UNESCO (2009) elaboró un Atlas de las lenguas amenazadas en el mundo, marcado con un respetivo color según el estado de las lenguas. La situación del Quechua, por ejemplo, está considerada en peligro:
• Quechua de Cuzco vulnerable (blanco).
• Quechua de Ancash, Huanuco, Ayacucho en peligro (amarillo)
• Quechua de cajamarca, San Martín, Pasco, Junin, Huanca seriamente en peligro (naranja).
• Quechua de Chachapoyas, Paracas, Yauyus en estado crítico (rojo: ya no tiene hablantes).

EL BILINGÜISMO ES UNA ANOMALÍA, LO NORMAL ES EL MONOLINGÜISMO. Es lo más absurdo que se puede escuchar en pleno siglo XXI, cuando la orientación debe ser lograr una competencia plurilingüe. No privilegiamos el Quechua o Aimara como única lengua (se caería en un etnocentrismo sin sentido) sino que se use estas lenguas vernáculas en cualquier circunstancia y contexto, así como otras lenguas y el usuario pueda cambiar de una lengua a otra con suma facilidad o leer textos en dos o más lenguas para comprender mejor su sentido, esto implica que, así como se debe hablar el Quechua en contextos familiares, institucionales y educativos como lengua propia, también en otras circunstancias y contextos se pueda usar el español, el inglés o francés en diversas prácticas sociales ya sea al leer un libro o contactarnos con personas de esos países. En este sentido, el bilingüismo ni el plurilingüismo no son problemas de la vida cotidiana, sino una potencialidad, ya muchas investigaciones lo han demostrado así. En este sentido, cabe recordar la metáfora de Julián Marías sobre el uso del Catalán, una casa de dos pisos en la que vivieron los catalanes en el tiempo de la dictadura franquista, en el primero se recibía las visitas, es el piso abierto al mundo exterior donde se habla el castellano; el segundo representa la vida familiar, intima, el entorno privado (catalán). Según él, solo los rústicos viven en un solo piso (o sea hablan un solo idioma). Lo normal es el uso de las dos lenguas, como los dos pisos de la casa deben usarse en distintas circunstancias y con propósitos diferentes.

La falsa creencia de que el bilingüismo necesariamente conduce a una interferencia entre lenguas y se confunde el bilingüismo con el interlingüismo que se produce por el contacto de éstas, o la idea de mantener pura una lengua, es como evitar su proceso de desarrollo y se cae en una pobreza conceptual sobre bilingüismo; Cabe recordar que muchas lenguas se han originado de un tronco común (lenguas románicas o el propio Quechua y Aimara, según la hipótesis de Cerrón Palomino pudieron haber tenido un origen común). El contacto entre lenguas como lo argumenta Moreno (2008) origina nuevas competencias lingüísticas y constituye un nuevo sistema adaptativo, esto no significa que la lengua materna excluya la normalidad del bilingüismo o el multilingüismo. El monolingüismo solo es natural en los grandes grupos lingüísticos y culturales que generalmente va acompañado de un poder (externo a la lengua), donde el estado corre el peligro de que la lengua común sea vista como un único patrimonio, mientras las demás pasan a ser meramente lenguas identititarias, regionales e incluso consideradas peligro para la unidad nacional, sin percatarse el valor del capital lingüístico y cultural. El multilingüismo es una realidad indiscutible (Bernárdez, 2008), pero muchas veces ignorada por las propias Constituciones.

¿MORIRÁN NUESTRAS LENGUAS?
La concepción del darwinismo lingüístico, de que nacen, viven y mueren las lenguas por cauce natural, es una falacia propia de las podríamos llamar “teorías folk del lenguaje”, este tipo de explicaciones de andar por casa no resisten ningún análisis argumentativo, es especulativa y anacrónica, recordemos así se pensaba ya en 1873 (Scyhleicher) y 1871 el propio Darwin, corregidas después por Labov (2001), McMahon(1994) y otros. Hoy la mayoría de los sociolingüistas coinciden en señalar que una lengua se extingue o expande por factores externos a la lengua. Extinción, sustitución o desplazamiento lingüístico se produce en comunidades lingüísticas que han sufrido la agresión de otras más fuertes social, política y culturalmente (esto ocurrió en la época de los Inkas, en el primer periodo se habló el Aimara, en el segundo se expandió el Quechua, pero todo giró en torno a la lengua de sus gobernantes y la consiguiente extinción del Puquina, después el desplazamiento del Aimara y otra lenguas menores como el Uro o Callahuaya). La caracterización de las lenguas como organismos vivos en evolución, han sido utilizadas y aun siguen siendo utilizadas para justificar la desaparición o minorización de una lengua o la imposición y triunfo de otra dentro de la interpretación errónea del darwinismo social. Aquí se está utilizando un modelo biológico para ocultar los aspectos sociales, políticos y económicos (externos a la lengua) que determinan su extensión o extinción. Sostener que la muerte de las lenguas es un hecho lamentable pero inevitable, no es inocente, sino tiene que ver con la ideología del liberalismo económico y neoliberalismo que utilizan el darwinismo social para justificar el imperialismo, el genocidio e imposición a que se somete a las naciones originarias. En este sentido lo primero que podemos hacer es renunciar a la idea de que las lenguas son objetos autónomos.

En conclusión, la expansión de una lengua siempre esta ligado al poder, los idiomas con valor internacional se han expandido fundamentalmente mediante la colonización imperialista de otros pueblos, así como señala Bourdieu (1982:23) la integración de una misma comunicad lingüística es producto de la dominación política que genera relaciones de dominación lingüística. Las prácticas lingüísticas se miden a través de las prácticas legítimas de las clases dominantes.

EL PROYECTO DE NORMALIZACIÓN LINGÜÍSTICA EN PUNO
La globalización como imposición cultural y lingüística trabaja con la mente de la gente, creando esquemas, marcos y guiones sobre las cuales actuamos, por ello hemos perdido parte de nuestra conciencia lingüística no sólo para usar la lengua sino para aprenderla (Cots, 2007), como dice Lakoff (2008) las ONG, fundaciones conservadoras, los think tanks a través de una plantilla de intelectuales de derecha han conseguido dominar los marcos, por eso no es de extrañar un joven en nuestra región diga que el Quechua y Aimara no sirven y son propias de la ruralidad, etc., muchas veces inconcientemente; es que los marcos están impregnados en nuestro cerebro, guían no solo nuestra conducta sino nuestro sentidos comunes; así interesados en dominar el mundo han invertido mucho tiempo y dinero para aprender a usar nuestros valores contra nosotros mismos. Para normalizar el uso de nuestras lenguas uno de los aspectos a trabajar son los marcos (frameworks), los marcos están en nuestro cerebro y cambiarlo no es rápido.
Por otra parte, un aspecto clave es el sistema escolar que cumple una función decisiva en el proceso que conduce a la legitimación y normalización de una lengua, ya que finalmente el maestro de escuela, maestro de hablar y por tanto maestro de pensar influye decisivamente en el desarrollo cultural y lingüístico, que desde la invasión española se ha ido reproduciendo el modelo occidental. El modelo educativo andino es una alternativa que sirve como instrumento de normalización lingüística.

La lengua nos hace partícipes del pasado, crea una solidaridad con él, por ello parte de la normalización lingüística es conocer nuestra historia: “la verdadera” en nuestras propias lenguas, ya sea el Quechua o Aimara; esto implica que algunas áreas de aprendizaje en educación básica o superior se desarrollen en estas lenguas.

Para romper la diglosia, todas las instituciones administrativas (Municipios, Gobierno Regional, etc.) deben normalizar el uso de estas lenguas, no solo oral sino en documentos escritos.
Otro aspecto a considerarse es la producción científica, intelectual y literaria en nuestras lenguas. En este aspecto se viene avanzando de a poco, aunque en la mayoría de los casos el escritor sigue eligiendo el castellano sin importar su origen y su lengua materna, recordemos que los profesores y escritores ejercen poder simbólico. En este sentido hay avances como el caso la última publicación de Feliciano Padilla “Pakasqa yakiyniykuna”, poemario Quechua. La elección de la lengua vernácula es aun difícil pero superable.
También el rol de los medios de comunicación es fundamental sin limitarse a producir programas musicales dirigidas al público rural, sino culturales, informativos y deportivos dirigidos a toda la población.
Finalmente, el multilingüismo de hoy tiene que ser el plurilingüismo del mañana, y de ninguna manera considerar como problema o barrera al desarrollo; por el contrario una potencialidad viva de nuestra cultura y cognición.

Bilibografía.
Bernardez, Enrique. (2008) El lenguaje como cultura. Alianza Editorial: Madrid.
Charaudeau, Patrick. (2009) Identidad lingüística, identidad cultural: una relación paradójica. En: identidades sociales e identidades lingüísticas. De Bustos e Iglesias, editorial Complutense: Madrid.
Lakoff, George. (2008) Puntos de Reflexión. Manual del progresista. Ediciones Península: Barcelona.
Moreno Cabrera, Juan Carlos. (2008) El nacionalismo lingüístico. Ediciones Península : Barcelona.
Bourdieu, Pierre. (1982). Ce que parler veut dire. L’économie des échanges linguistiques. Arthème Fayard : Paris.

1 comentario:

Rosilei dijo...

Te felicito por luchar por tu lengua, aunque no pienso que una lengua tenga que excluir otra y, por lo tanto, soy a favor del bilingüismo y, si posible el plurilingüismo y pluriculturalismo. Siempre y cuando se respeten los derechos y se cumplan las obligaciones de todos los individuos en la sociedad.